— Somos amigos. — ¿Amigos? — Gabriel rió sin ganas. — Claro que somos amigos, pero cualquiera que tenga dos dedos de frente se daría cuenta de que me he enamorado de ti..
— Somos amigos. — ¿Amigos? — Gabriel rió sin ganas. — Claro que somos amigos, pero cualquiera que tenga dos dedos de frente se daría cuenta de que me he enamorado de ti..
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— Somos amigos. — ¿Amigos? — Gabriel rió sin ganas. — Claro que somos amigos, pero cualquiera que tenga dos dedos de frente se daría cuenta de que me he enamorado de ti..