En el momento en el que estoy llorando, cansada del día, de pensar, de vivir, allí solo tengo dos opciones: el abrazo de aquella persona especial, o autolesionarme. Y aunque me gustaría escoger la primera, siempre tengo que escoger la segunda.
En el momento en el que estoy llorando, cansada del día, de pensar, de vivir, allí solo tengo dos opciones: el abrazo de aquella persona especial, o autolesionarme. Y aunque me gustaría escoger la primera, siempre tengo que escoger la segunda.
En el momento en el que estoy llorando, cansada del día, de pensar, de vivir, allí solo tengo dos opciones: el abrazo de aquella persona especial, o autolesionarme. Y aunque me gustaría escoger la primera, siempre tengo que escoger la segunda.
En el momento en el que estoy llorando, cansada del día, de pensar, de vivir, allí solo tengo dos opciones: el abrazo de aquella persona especial, o autolesionarme. Y aunque me gustaría escoger la primera, siempre tengo que escoger la segunda.